Observa cuando vayas a fumar un cigarro que no lo hagas de forma automática, antes de encenderlo, míralo bien, es una droga, te está esclavizando y arruinando. Piensa realmente si quieres fumar o lo vuelves a guardar. Solo haciendo este gesto reducirás a la mitad, prácticamente, su consumo.
Compra una pequeña hucha y guarda cada dia el valor en monedas de los cigarros que no has consumido con el paso anterior. Cada noche mueve la hucha para que el ruido de las monedas te recuerde el dinero que estás consiguiendo para otras necesidades o caprichos.
Inicia una alimentación sana, reduciendo el consumo de carnes, embutidos, refrescos y productos elaborados, incrementando las verduras, legumbres y frutas, sin dietas estrictas, si no es necesario. A la vez que cambiamos nuestros hábitos de ejercicio, camina más, sube por las escaleras o practica algún deporte a tu gusto de forma moderada.
Ten a mano siempre unos pequeños caramelos y úsalos cuando tengas ganas de fumar. Te ahorrarás muchos cigarros.
Si realmente necesitas fumar un cigarro, mientras lo haces, recuerda la primera experiencia que tuviste con el, cuando empezaste a fumar, su mal sabor, la tos que te produjo y la mala sensación que te dejó. Notarás que puedes apagarlo antes.